martes, mayo 07, 2013

VOLVIENDO

Hace mucho tiempo que dejé de escribir aquí, presuntamente por falta de tiempo, pero en realidad creo que por lo que siempre me pasa: desmotivación. Ahora que me animé a "entrar", veo con algo de asombro, lástima e incluso un poquito de admiración que no es tan difícil escribir y compartir en un blog (en el caso del mío: compartir conmigo mismo), un poco de mis sentimientos.
Quisiera tener audiencia, que a alguien le interesara lo que escribo, así que lo más probable es que vuelva a la carga "a ver qué pasa"; al fin y al cabo he intentado tantas cosas tantas veces sin resultados, que un "fracaso más qué importa".
Bueno, es todo, espero volver una vez por semana al menos, veremos qué sucede. Por lo pronto, sigo en las mismas, quizá algo peor, pero qué se le va a hacer, es la vida que me ha tocado vivir, y así seguiré por un rato más.

lunes, febrero 14, 2011

CATORCE DE FEBRERO

Es que vuelvo a escribir sobre casi lo mismo (pero con un título diferente)... Quizá sea porque la vida en esencia no ha cambiado, o si lo estaba haciendo, por esos caprichos muy míos y del destino, vuelvo a su estado "normal". Un nuevo 14 de febrero que paso en las mismas.
Anoche veía una película en la tele, se trataba de un grupo de gente, diferentes casos, pero que todos tenían en común que pasaban por algún problema amoroso en pleno Día de San Valentín; pero que al final todo se arreglaba y eran felices "comiendo perdices".
Lamentablemente en la vida real las cosas no pasan así, y ya me convencí que no es cosa del físico, pues "semejantes feos" y tienen ya pareja estable: esposa, hijos, vida, o algo parecido.
Pese a que lo intento no puedo llegar a nada concreto: ni a llegar a convencerme y mentalizarme y a vivir "unipersonalmente", ni tampoco a ponerme a buscar alguien que realmente se ajuste a mí (qué difícil).
Y así los años pasan, siempre enredándome con personas que "no corresponden a mí". No sé qué pasará más adelante, pero lo más seguro es que el siguiente 14 de febrero, vuelva a escribir algo parecido a lo de hoy: ¿pesimismo, realismo o simplemente conformismo?
No quiero, por el momento, ahondar más en el tema, pero sí, sigo "procurando olvidarle y no lo consigo".

martes, enero 25, 2011

¿POR QUÉ SIEMPRE LA MISMA PIEDRA?

Hace unos días leía algo en un blog, las características de aquellas personas gay que nos enamoramos o empecinamos o involucramos con héteros. A mí, me ha pasado más de una vez, y pese a que sé que no debo hacerlo, sé que debo evitarlo, siempre vuelvo a "tropezar con la misma piedra". No puedo olvidar que lo más saltante de ese artículo era "baja autoestima"; si es así, pues yo no debo tener nada de autoestima... ¡¿tan mal estoy?!
Es que la verdad no sé explicarlo, ahora mismo estoy "prendido" de unos de esos especímenes que nos hacen perder la autoestima. En los días previos al Año Nuevo, en Navidad, decidí dejarlo, no buscarlos más, no seguir con este absurdo porque sí que lo es. Pero cuando me busca, "me timbra" (para que lo le devuelva la llamada porque él es incapaz de gastar un centavo llamándome), o me envía un mensaje vía Internet, pues simplemente se me olvidan mis buenas intenciones y "vuelvo a él", a cometer la estupidez de decirle consecutivamente que "lo amo" y él "ajá... ya".
Hoy me enteré por un amigo que él hizo comentarios poco agradables hacia mi persona ("el cabro", "voy a sangrarlo" y cosas así)... me dolió y fastidió mucho y de inmediato me acordé de mis buenas promesas de Año Nuevo, aquellas que no cumplí y que si las hubiese concretado de hecho no estaría pasando este mal momento.
Realmente no es que me duela y esté hecho un mar de lágrimas, pero sí que estoy como atontado y pensativo... cuando estaba por escribir esto me "timbró" y no sé qué hacer.
Me acuerdo ahorita mismo que han habido ocasiones en que su comportamiento era "tan lindo" (jajajaja, ¡qué mariconcito!), pero eso ya no debería desviarme de mi "correcta" intención de dejarlo. No sé qué hacer o no sé cómo hacer esto, pese a que es una piedra más de las tantas, debería ya tener experiencia, haber aprendido la lección, "gestionado el conocimiento" y no volver a cometer el error, pero no...
A cuántos les ha pasado esto, ¿tan poco no queremos para seguir siempre tras los pasos de un hétero?, ¿qué nos pasa?

lunes, enero 10, 2011

QUIEN FUI, QUIEN SOY (Parte I)

Siempre me pasa lo mismo, cuando tengo algún problema emocional (casi siempre), tengo ganas de entrar acá y escribirlo todo, pero no sé porqué no siempre lo hago, porque pese a que definitivamente es algo que me ayuda, seguramente por pereza, desidia, apatía o quizá incluso vergüenza, no lo hago y dejo que pase y pase el tiempo.

Ahora, que no estoy ni bien ni mal emocionalmente, quiero recordar (me) con estas líneas quien fui, cómo es que me hice, y tal vez así dentro de algún tiempo, si vuelvo a leer esto, pueda hallar una explicación a lo que ahora soy y a las grandes dificultades que no dejo de tener en la vida.

Soy gay (homosexual), desde siempre (y ni acá lo he escrito hasta este momento, lo que puede significar el primer problema). Recuerdo que cuanto era un niño, inducía de alguna manera a los niños a mí alrededor a jugar lo que yo quería, me alucinaba una cuasi “chica policía”, por ejemplo. En esa época estaba muy de moda Los Ángeles de Charlie, y (ahorita me río), mientras jugábamos a malos y buenos, yo era de los buenos (las buenas), mientras todos jugaban pensándose el hombre nuclear o algo por el estilo, yo me alucinaba una de las tres chicas de Charlie. Era feliz con eso… y ellos seguro se daban cuenta, pero no lo decían, quizá por su inocencia de niños, quizá por miedo, quizá por extrañeza. Me da un escalofrío admitir que entre el grupo estaba siempre mi único hermano, menor que yo solo 1 año y meses. Estoy seguro que él sufría, él se molestaba, él estaba rabiando por dentro.

Y llegó la escuela primaria, y era el mejor de todos en notas, muy brillante, me iba bien en todo: matemática, lenguaje, etc. Tenía mucha facilidad desde muy niño para aprender y hacer todos los cursos escolares. Era la segunda mitad de los setentas, ufff, si, es que ya casi cumplo 40. Eso me hizo bastante popular entre ellos, es que socialmente, además, yo estaba algún escalón más arriba, porque era una escuelita en que la mayoría eran niños de condición muy humilde, y yo pese a que no era adinerado, la pasaba bastante bien con los sueldos de mis padres y un carrito que tenían entonces. Creo que conmigo sumaban dos o tres niños quienes tenían auto en casa, y eso era en ese entonces un privilegio. Y el tiempo siguió pasando y no dejé de ser “el ángel de Charlie”, ¡qué barbaridad! Y “Dios los crea y ellos se juntan” o algo así, porque en mi aula apareció otro Ángel de Charlie, claro que mucho menos popular que yo pero solo por el hecho de ser “más pobre” y menos brillante en las calificaciones. Y sí que hacíamos de las nuestras, hasta hubo romances, pero jamás entre él y yo, sino entre nosotros y otros niños del aula (muchos de ellos ahora me miran con recelo cuando nos cruzamos por las calles de la ciudad).

El tiempo fue pasando hasta que un día encontraron a mi “compañero” en actos bastante inapropiados con un buen grupo de niños, y yo no estuve por obra y gracia de Dios que nunca, nunca me desampara. Pobre de él, se le vino el mundo encima al pobre (yo como no estuve salí bien, librado), su padre lo castigó salvajemente, todo el colegio lo rió peor desde esa ocasión, en fin todo un escándalo que estoy convencido, marcó su vida por completo. Hasta ahora lo veo por ahí de vez en cuando y parece una persona “ida”, medio desentendida de la vida, muy, muy solo (creo que más que yo). Yo por mi parte, quizá por ser tan niño (tendríamos unos 9, 10, no más de 11), me desentendí del asunto y seguí haciendo mis fechorías por mi lado (no recuerdo si él volvió a las andadas conmigo, pero supongo que sí). Para muestra un botón: llegué a desnudarme y tener tocamientos súper calientes con dos niños (por separado claro está), aunque recuerdo que ellos no eran tan niños, porque a diferencia mía, en ese entonces ya tenían un poquito de vello púbico y unos penecitos fabulosos y excitantes, que hicieron quedar en ridículo al mío. Ahí terminó la primaria, yo seguí siendo el alumno brillante y muy popular, pero cada vez más gay creo…

Paralelamente en casa, ya mis papás se habían dado cuenta de muchas cosas, pobres de ellos, me imagino su sufrimiento y preocupación, es que era una situación tan rara y tan nueva para ellos, eran principios de los ochentas, en una sociedad tan conservadora como la provinciana del Perú… tengo remordimientos por haberles hecho pasar todo eso, no puedo evitarlo aunque estoy convencido que no era culpa mía. Lo siento tanto…

El problema más grave creo fue mi hermano, de hecho seguía sufriendo, y soportando comentarios y hechos que para un niño de su edad debieron significar toda una mole encima de sus hombros. Pienso que de alguna manera de odió y desde ahí por mucho tiempo, es que no era el hermano mayor que él hubiese deseado. Se empezó a construir un abismo entre los dos, un abismo que yo colaboré a acrecentar con mi posterior aislamiento y encierro personal.

Estoy seguro que si hubiese estado en otro ambiente o en otras circunstancias me hubiese convertido en una “loca total”, quizá hasta vestida de mujer y súper amanerado y todo eso. Felizmente eso no pasó. Pero luego llegó la secundaria, en otro colegio con características muy diferentes al anterior; ahora se trataba de un colegio en que la gran mayoría eran de un nivel socioeconómico mayor que el mío, además muy amigos porque venían casi todos de la misma escuela primaria, yo era casi como un desconocido y me encerré terriblemente en mi mismo, Dios mío, me aislamiento, que forma de encapsularse. Ahí empezó mi noche.

Para terminar por hoy, fui (y soy) feo, es decir, no agradable físicamente, entonces, eso colaboró a que las cosas fueran peor. Ya ustedes se imaginan.

Posiblemente a nadie le interese esta historia, pero como es mi blog, es casi seguro que la seguiré contando. Creo que me hace bien y quién sabe, encuentre así la receta o el antídoto a mi crónica enfermedad.

jueves, noviembre 04, 2010

¿MÁS SOLO?

Me sucede una y otra vez, y me da tanta vergüenza confesarlo, escribirlo o decirlo: tengo un problema crónico con la bebida y no sé cómo manejarlo. Es triste para mí, porque ya estoy cerca a mis 40 y no entiendo el porqué se me va esto de las manos. No sé si soy alcohólico, pero lo voy a describir por si alguien alguna vez lee estoy quizá me pueda ayudar.

Lo que pasa es que me pongo a beber, y sigo, feliz, sin importarme que al día siguiente hay trabajo u obligaciones que cumplir; tampoco me importa gastar y endeudarme, incluso me pongo a invitar como si tuviese mucho dinero. Por si fuera poco, al día siguiente me levanto y quiero seguir y ¡sigo! Y así me la paso dos días, olvidándome de todo, porque “la vida es una sola carajo y hay que vivirla”… luego, al tercer día, viene ese sentimiento de culpa y vergüenza tan hondos y grandes e interminables. Así estoy ahorita, mal, sin querer mirar a los ojos a mi familia, avergonzado, con el pecho oprimido como si alguna mano me estuviera aplastando a la altura del corazón.

Y lo peor son las cosas que hago o digo mientras estoy en ese trance terrible: río, bromeo, hablo hasta por los codos, bailo, me confieso. Luego, ahora, cuando el trance está pasando, me siento tan arrepentido, con un sentimiento de culpa tan grande.

Debe haber una explicación psicológica a mi situación, quizá sea esta soledad que me tiene envuelto y totalmente preso de ella, le pertenezco a la soledad, será que el licor me permite escapar de su yugo, será que por el hecho de sentirme acompañado gracias al licor, es que pierdo los papeles, es que quiero seguir y seguir, porque es ahí donde puedo expresarme, conversar, sentirme oído, respetado, comprendido, por gente joven, bella, a la que busco para me acompañen en mi trance.

No me importa nada, no pienso en nada en ese momento, solo seguir, seguir y seguir. Y luego pueden pasar semanas e incluso meses sin que vuelva al licor, pero el hecho es que cuando vuelvo, me importa un gran carajo todo y hago, por lo general, las peores cosas y de las que me tengo que arrepentir siempre.

Como quisiera tener la grandeza de carácter y espíritu para saber controlarme, cómo quisiera, pero no, me domina, es más fuerte que yo. Ya muchas veces he pasado por esto, muchas veces he pensado luego del trance, y muchas veces me decido, hasta ensayo cómo voy a hacer las cosas cuando llegue el momento, para no caer, para no volver; pero los ensayos son inútiles, siempre cometo el mismo y el mismo error. ¿Cómo arreglo mi vida?

sábado, octubre 23, 2010

PROCURO OLVIDARTE

No me acuerdo cuando fue exactamente, pero te vi, pasando por uno de los pasillos de nuestra Universidad, de nuestra casa, de nuestro sitio, de nuestra cómplice o mi cómplice de tantas cosas tan prohibidas como hermosas y apasionantes. Y te vi, hermosa expresión de juventud, frescura, canela y esbeltez, "tal y como el doctor me recetó". No sabía ni tu nombre pero todo eras ya para mí, al despertarme, al comer, al trabajar, al leer, al masturbarme, al vivir...
Y luego estuviste a mi lado, unidos por ese puente dulce y amargo, sólido y débil que se llama cerveza, por ese yugo que tan fuerte nos ata y tan fácil nos separa. Y te tocaba, te robaba un beso, te decía una y otra vez que te amaba, que te amo, que te deseaba y te deseo... y tú, ¿qué culpa tengo? Y te seguí buscando, y te seguí queriendo, volviste a ser mi recaída, esa recaída que tanto añora y sufre el adicto, esa recaída maravillosa que me hace llorar y reír, retorcerme de dolor así como saltar de alegría.
Pero, y ahora qué, nuevamente a lo mismo, nuevamente a comprobar que solo el puente cruzar te interesa, para luego siempre a través de él volver a donde perteneces, a la otra orilla de ese río que se llama tu vida, la sociedad, tu familia, la cultura... a la otra orilla desde donde me ves y desde donde a veces ni si quiera me permites verte.
Y ya está, otra vez, nuevamente ¿cómo te olvido?, cómo hago para sosegarme, para volver a recuperarme de esta recaída, cómo hago para curarme de este mal que no me deja.


sábado, octubre 16, 2010

ANGUSTIA

Es terrible de verdad volver a transitar el mismo camino, como dije hace días, pese a haberme prometido no volverlo a caminar. Y estoy aquí, angustiado, porque dijo que me llamaría, porque ofreció que nos veríamos, y ya son más de las 10.00 p.m. y no llama, debió hacerlo hace más de 2 horas y nada. ¿Dónde está?, ¿con quién?, ¿por qué me hace esto?
Y luego me sereno y entiendo que no tiene por qué llamarme, si se trataría de otra persona no me angustiaría tanto, lo tomaría como algo normal, qué mas daría. Pero en este caso me pone de mal humor, me hago mil cuestionamientos y ensayo una y otra vez lo que haré cuando se comunique, ya sea esta noche, ya sea mañana, ya sea cuando sea: no respondo, o respondo y hago como si nada hubiese pasado, o digo que para otro día salimos y no voy por venganza, o reclamo y pido explicaciones.
Me sereno otra vez y compruebo que no es para tanto, que entre nosotros no hay ni habrá nada, ya me lo ha dicho, pero insisto y me enfurezco y sufro y me angustio. Ya he pasado por esto antes, ya me ha sucedido más de una vez y al final, nada bueno he conseguido, ni si quiera la experiencia para no volver a cometer nuevamente el error. Pero lo hago, vean que lo hago.
Algo me falta y quiero descubrirlo, algo que me ayude a aprender de lo vivido, a ganar de la experiencia, pero carajo por qué no puedo hacerlo pese a mis casi 40, qué me pasa, qué me falta, qué tengo que hacer o a quién tengo que consultar... ¿quizá a mí mismo?
Esta vez si quisiera, deseo que alguien lea esto y me diga algo, me muestre una luz al final del túnel.
Estoy más tranquilo, pero quisiera que esa serenidad se vuelva permanente. No tiene la obligación de llamarme aunque lo haya ofrecido, no tiene por qué hacerlo y sería mejor que no lo haga y sería mucho mejor todavía si desaparece por un tiempo o si hago que desaparezca hasta que me serene del todo, hasta que me pase esta cosa que me oprime el pecho.
¿Amor?, no lo sé, ¿obsesión, estupidez, debilidad?, creo que eso sí.
Y dejo este bolero, porque algo así es lo que siento. De mi viejo aprendí a gozar con este tipo de música... ya estoy más sereno, ¿por cuánto tiempo?